miércoles, 10 de octubre de 2012

Violencia sexual









Maltrato sexual

Muchas personas creen que la violencia sexual no es la más frecuente con relación a los demás tipos de violencia, como es la física o la psicológica, por ejemplo; sin embargo, los estudios que se realizan en el mundo demuestran que puede ser tan común como las otras.

Opina el experto que esta realidad obedece a que “las mujeres ocultan celosamente estos sucesos de sus vidas por tratarse, en primer lugar, de la intimidad de cada una de ellas y, en segundo, porque generalmente tienen temor a la censura social debido al ”sentimiento de culpa” que experimentan cuando son agredidas.

También, tiene mucho que ver que las víctimas no han aprendido a reconocer la situación como violenta y el desconocimiento que existe de su derecho a la denuncia”.

Según estadísticas de la UNICEF, en América Latina, sólo uno de cada tres casos de abusos sexuales son denunciados, y el 80% de estas denuncias corresponden a niñas y adolescentes.

Un especialista del Instituto de Medicina Legal, señala que entre los diversos tipos de maltrato sexual se encuentra la violación o su intento y que esta forma de violencia repercute más allá del propio hecho violento, ya que atenta contra la libertad y la dignidad de las personas y genera una compleja gama de trastornos de la integridad de la víctima y en su entorno familiar, laboral, educacional y social.

El especialista en el tema pudo constatar, según las pruebas, que la violación o su intento ocurren, por lo común, en la vía pública, de noche o madrugada, por un desconocido, empleando violencia física, mientras que el abuso lascivo y la corrupción de menores suceden generalmente de día, en domicilio ajeno al de la víctima, por alguien relacionado con el entorno interpersonal quien no utiliza la violencia física.


Estrategias para prevenir la violencia sexual



Claves para prevenir un ataque sexual

Los especialistas apuntan varios consejos a la hora de evitar una violación o abuso deshonesto. Se debe tener en cuenta que el ataque puede ocurrir en cualquier momento y lugar, en público o en casa, de día o de de noche. Los abusadores no son necesariamente extraños. De hecho, en uno de cada tres casos reportados el violador es alguien conocido, un vecino, un amigo o, incluso, hasta un familiar cercano.

MEDIDAS PARA EL HOGAR

La primera de ellas, es instalar buenas cerraduras en puertas y ventanas y colocar mirillas que tengan una buena visión, como así también nunca abrir sin saber quién está del otro lado. También se recomienda pedir identificación si el desconocido dice que viene a reparar un servicio y, de ser posible, verificarlo con la empresa.

Si alguien desconocido llama por teléfono, chat o va de imprevisto al domicilio, lo mejor es no admitir que está sola.

"No hay que permitir el ingreso de extraños al hogar -se aconseja desde la Dirección de Políticas de Género-. No importa la razón, en caso de emergencias la mujer tiene que ofrecer hacer ella la llamada mientras la persona aguarda afuera. Y si vive en un edificio de departamentos, también es aconsejable mantenerse alejada de los cuartos de lavado y estacionamientos, en especial a la noche".

Otra sugerencia frecuente que realizan quienes trabajan con la problemática está relacionada con la conducta que debe adoptarse en caso de llegar a casa y encontrar signos extraños en la vivienda. Según se apunta, si una mujer llega sola a su hogar y observa puertas o ventanas abiertas o con signos de haber sido violentadas, no debe ingresar sino dirigirse al teléfono más cercano y llamar al 911.

PRECAUCIONES EN LA CALLE

Se sugiere que las mujeres consideren algunas alternativas ante un eventual ataque y practiquen así posibles repuestas que puedan recordar llegado el caso de tener que confrontar una situación extrema. Sobre esto, desde la Dirección de Políticas de Género se pone especial énfasis en que, si una mujer es atacada, debe evaluar todas las alternativas posibles. Si una estrategia no funciona, debe intentar otra. Y las opciones posibles son: negociar, entretener, distraer al asaltante y huir, ser enérgica, gritar, o resistirse físicamente.

En caso de pedir auxilio a los gritos, incluso, una recomendación común es que siempre es preferible gritar "fuego" a gritar "ayuda". A raíz del temor general que existe en la sociedad, se apunta, lo más probable es que quien se acerque a ayudar lo haga porque escuchó "fuego" en lugar de "socorro" o "ayuda".

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